Las flores naturales que adornan el altar y los santos significan alegría, fiesta, exultación piadosa. Son una forma de manifestar el gozo entre los cristianos llamados a participar en la Fiesta de Dios, en la Liturgia.
Las flores, por su belleza y fragancia, son un símbolo más que, usadas como exorno o como ofrenda, sirven para expresar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor.
Colocándolas con sobriedad y buen gusto, son un buen regalo y un precioso gesto de nuestra devoción a Jesús o a María.