Tu sola presencia lo dice todo. Tu mirada, tu andar, tu dolor es el nuestro y cada madrugá queremos vivirlo estando a tu lado.
Ser
Cireneo quisiera para estar aún más cerca, para compartir entre los dos
esa carga, como dos amigos que se ayudan, que participan del sacrificio
vivo de la Esperanza, que caminan juntos y nunca se separan.