Después de tres años pasados por agua, 2014 nos ha permitido salir a las calles de nuestro pueblo para procesionar como Cofradía, acompañando a los pasos de Ntro. Padre Jesús Nazareno y María Stma. del Dulce Nombre.
Creo que por parte de ambas cuadrillas se ha demostrado el respeto, el cariño y la devoción que sentímos por nuestros Sagrados Titulares. La unión, el trabajo, el sufrimiento (no hay relevos), todo ello unido a la fe personal de cada un@ de nosotr@s, han hecho posible esa ofrenda de gratitud que cada año renovamos.
Pasear a Cristo Jesús y a su Bendita Madre, como lo hemos hecho esta madrugá, es el signo inequívoco de que en ELLOS se apoya nuestra FE, la que nos mantiene cada día y la que nos sirve de apoyo en los momentos de duda o de flaqueza.
Mimar esos pasos sobre adoquines por la Fuentecilla, andar al compás de tus varales cuando la cera llora, escuchar Soledad de S. Pablo mientras tu rostro moreno pide perdón, aliviar tu llanto -Dulce Nombre Nazarena- racheando bajo tu dolor. Cuántas estampas nos ha dejado grabadas está madrugá en los corazones de cada un@ de tus hij@s, cuántos momentos inolvidables, cuántas oraciones hechas realidad, cuántos sueños cumplidos, cuántas peticiones por todos aquellos que sufren, cuánto amor derramado por nuestras calles, cuántos sentimientos...
Sirvan estas imágenes para recordar lo que en Hermandad hemos vivido y públicamente hemos manifestado.
Un fuerte abrazo, especialmente para tod@s aquell@s a l@s que no os lo pude dar esa mañana.
