Qué poco queda para que vuelvas a entrar en Jerusalen, en la de cada pueblo, en la de cada uno de nosotros, y volvamos a aclamarte entre Hosannas y Aleluyas, y de la misma forma volvamos a entregarte.
Parece que no hemos aprendido la lección y eso que han pasado más de dos mil años.
Ojalá que esa Entrada Triunfal lo sea en la "carrera oficial" de nuestros corazones, que sepamos contagiarnos de ese mensaje de Amor y Entrega, y a la vez seamos capaces de transmitirlo a los demás.
¿Para qué sirven nuestras Estaciones Penitenciales si al final volvemos a la muerte y no a la vida?.
