MARCHAS DE PALIO -I-

viernes, 30 de noviembre de 2012

LA FE.

La Fe es un concepto judío que se deriva de la palabra hebrea emuná que significa tres cosas: firmeza, seguridad y fidelidad. Para el pensamiento judío, una fe que no incluya seguridad o fidelidad, es lo mismo que separar el espíritu del cuerpo, es decir, es una fe muerta (Stg 2:26).

Ésta es la definición de la fe dada en la carta a los hebreos:
"la Fe es la certeza de lo que se espera y a la vez la evidencia de lo que no se ve" (Heb 11:1).
La palabra griega: élenjos se suele traducir tradicionalmente por "convicción", pero como hemos visto, la fe no es sólo convicción, sino obrar consecuentemente con lo que uno cree. Élenjos también significa "evidencia" o "prueba de algo".

Tener fe en Dios y en lo que puede hacer en nosotros, nos indica que debemos dejar a un lado nuestra voluntad. Es estar convencidos de que para recibir las cosas, tenemos que actuar de manera correcta, dejándonos guiar por su voluntad.


En el año de la FE son muchos los que están preparando actos y celebraciones de carácter multitudinario y quizás nos estemos olvidando de que algo tan personal sólo es posible vivirlo en grupo si obramos con arreglo a lo que creemos. Pero para manifestar nuestra creencia en Dios tenemos que centrarnos en Su Palabra y manifestarla con hechos, pero es más fácil organizar "magnas procesiones" en forma de Via-Crucis que mirar de frente el viacrucis diario de muchos de nuestros prójimos.

Ojalá que la manifestación más grande de este año sea el convencimineto profundo de cada una-o de nosotras-os en lo que decimos creer, en la Esencia del Cristianismo, y no sólo quedarnos con los actos "culturales o festivos" que mas bien distraen nuestra atención ante lo realmente importante.

Se acercan fechas señaladas para la familia (un valor que, por desgracia, cada vez tiene menos peso) y muchas personas lo están pasando mal e incluso puede que empeoren. Qué ocasión más buena para actuar como lo que decimos que somos, para ponernos manos a la obra. Y si lo hacemos sin alardear de ello, pues mucho mejor, pues ni el que da ni el que recibe se sentirán observados y sólo el Padre sabrá porque se hacen las cosas.

Feliz día y si lo compartes con alguien, mucho mejor.

lunes, 26 de noviembre de 2012

UN VALIENTE.

Os traslado el testimonio de un valiente costalero (poc@s se han atrevido) que ha querido expresar lo que le llevó a pertenecer a esta cuadrilla y lo que siente cada Viernes Santo bajo el paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno.


- Resulta que yo sentía ganas de ser costalero del Nazareno pero no me atrevía a dar el paso porque lo veía como algo que te tenían que invitar o meterte por alguien que se saliera. Cuando pude entrar y me dijeron donde iría colocado y empecé a andar, todos juntos al ritmo de las marchas de cornetas y tambores, ya me corría el gusanillo por dentro y el primer año que salí y encima me tocó sacarlo de rodillas, eso fue inolvidable.

- Desde fuera se ve una cosa, pero desde dentro es un mundo diferente y se siente muchas más cosas y más profundas, de esas que te llegan, no al corazón sino al alma. Te da tiempo a pensar en todo lo que te ha pasado en este año y aunque el peso se va notando cada vez más, cuando llegamos a la escaleruela parece que empezamos de nuevo. Ya no piensas en el peso sólo en que el camino se va acabando y pronto lo dejaremos otra vez en su casa. Te creces en la trabajadera y quieres ir más despacio. Al final, cuando culminas la última chicotá del viernes santo y dejas el paso en su sitio, sientes una felicidad enorme y cuando te abrazas a cada uno de tus compañeros y a los capataces las lágrimas que te salen son lágrimas de felicidad por lo que has vivido.

- Cuando pruebas a  meterte debajo de Jesús Nazareno, ya no puedes salirte, es algo tan grande lo que te da ese trabajo de costalero y el poder llevar sobre tus hombros la imagen de Jesús,  que no puedes echar marcha atrás.

- Mientras la salud me acompañe yo estaré ahí para seguir sacando a Nuestro Padre Jesús  cada madrugada.

lunes, 5 de noviembre de 2012

SANTA ANGELA DE LA CRUZ.

Hoy, 5 de noviembre, celebramos la festividad de Santa Ángela de la Cruz.

La tenemos tan cerca en cada una de sus hermanas que aún habitan en el convento, que nunca podremos olvidar el testimonio vivo de la fundadora de las HH. de la Cruz.

Santa Ángela está presente cada día en nuestro pueblo, pues el hacerse pobre entre los pobres lo vemos cada mañana en sus hermanas cuando salen para atender a los enfermos y necesitados o cuando regresan de velarlos por las noches.

Qué forma más sincera y humilde de abrazar la Cruz de Cristo. Cuanta sencillez y a la vez que inmensa fortaleza les caracteriza para no rehuir a la llamada del prójimo, la llamada del Señor.

En este año de la FE, el ejemplo más claro y cercano, el testimonio más verdadero de la creencia en Dios Padre y en Jesucristo su Hijo, nos lo dan ELLAS, la hijas de Santa Ángela, las que renuncian a todo por vocación para con el necesitado.

Qué semilla dejó Cristo en Santa Ángela y cuánto fruto dió entre sus hermanas, que aceptaron la invitación de Dios con una respuesta firme: tomaron la Cruz de Cristo y le siguieron.

Me viene el recuerdo de los rostros de aquellas monjas que, amaneciendo el viernes santo, esperaban a que la Cruz pasara por su puerta, pues cireneas suyas son cada día. Cuántas lágrimas se derramaban ante la oración hecha canto de éstas mujeres: "abrid las puertas a Cristo...". Qué despacio se levanta la Cruz y qué pronto se marcha la vida.

En el mes de todos los santos y de los difuntos, una reflexión ante Sor Ángela (como nos gusta recordarla) nos ayudará a ver con más claridad a Jesús, el Nazareno con la Cruz a cuestas, el que habita entre las paredes de un convento, el que proclaman cada día -en silencio- las Hermanas de la Cruz, las hijas de Sor Ángela.